Especial orgullo y cariño siento por La Rosandrá, un área recreativa que se adentra entre castañares y alamedas generando un paisaje de alta montaña pero accesible para todo aquel que quiera pasar un rato conmigo.
Pero, sin duda, lo más importante es la gente que me da vida. Gente hospitalaria, alegre, que cuida muchísimo sus tradiciones y que hace posibles mis fiestas a lo largo del año.
Os quiero destacar dos festejos en particular, uno que se produce en el último fin de semana de mayo en honor a nuestra patrona la Virgen del Rosario y donde se realiza una representación de Moros y Cristianos que nos recuerda nuestra historia. Mi gente se echa a la calle y recibimos con ilusión a visitantes y familia que esos días llenan nuestras casas. Otro día muy importante es el 25 de abril donde celebro San Marcos, reparto a todo aquel que nos visite roscos y queso realizados especialmente para esta celebración y que consumimos en un desayuno donde participa toda la comunidad después de la procesión.
Y por supuesto nuestro sabor, no puedo terminar sin hablaros de nuestra gastronomía, con una notable herencia árabe en su preparación y conservación, con productos que nosotros mismos cultivamos y cuidamos. Migas, Gachas, Arroz de Conejo, Potaje de Bolones, Roscos fritos, Buñuelos, Macarros de aceite… Cada época del año tiene su olor y sabor, es por ello que te invito también a mi mesa para compartirlos contigo.
Espero convertirme en tu refugio, en tu pueblo, a través de toda mi historia, tradición y vida. Déjate llevar por mis calles, rutas y senderos y disfruta, junto a mis vecinos, de este idílico entorno que nos rodea y que ha impregnado cada rincón, cada plato y cada coplilla que nos define.